Alcalá del Júcar es conocido por sus espectaculares viviendas excavadas en la roca del barranco que domina el río Júcar. Estas cuevas‑habitación atraviesan la montaña y se adaptan al relieve, creando uno de los paisajes más singulares de Castilla‑La Mancha.
La combinación de erosión natural y trabajo humano ha dado lugar a un verdadero laberinto de casas cueva. Gracias al espesor de la roca, mantienen una temperatura estable durante todo el año, fresca en verano y agradable en invierno, lo que las convierte en un modelo perfecto de arquitectura bioclimática tradicional.
Situada bajo la fortaleza medieval, esta cueva ofrece miradores con vistas privilegiadas al río y al casco histórico. En su interior se conservan estancias y galerías que muestran cómo se aprovechaba la roca para uso defensivo y doméstico.
Es una de las más visitadas por sus dimensiones y por las galerías que comunican distintos niveles de la montaña. Hoy alberga espacios de ocio y exposición, pero conserva el trazado original de las antiguas excavaciones.
En la ladera también se encuentran otras cuevas históricas como la de Garadén, vinculada a la defensa del valle, así como pequeños túneles y abrigos rupestres que completan el conjunto troglodita del pueblo.
Visitas guiadas disponibles: Las principales cuevas pueden visitarse con entrada turística, disponiendo en muchos casos de explicaciones sobre su historia, su excavación y los usos que han tenido a lo largo de los siglos.
Además de su interés arquitectónico, las cuevas forman parte esencial de la identidad de Alcalá del Júcar y son una parada imprescindible para cualquier visitante que quiera comprender la relación del pueblo con la roca y el río.
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